Hay traumas, situaciones de abuso y heridas emocionales que fragmentan tu propia alma. También el involucrarte en el ocultismo o la hechicería puede tener la misma consecuencia, ya que para que incorpores otro espíritu, el mal necesita crear un espacio en tu propia consciencia y tomar una parte como rehén.
En el nombre de Jesús, yo renuncio y rompo todas las maldiciones de cada alma fragmentada que hay en mí y las generaciones futuras. Esta renuncia incluye, pero no se limita a las siguientes maldiciones:
Alma fragmentada
1. Cada intento de Satanás por medio de la brujería,el satanismo, o cualquier poder oculto, de fragmentar mi mente y emociones. Me arrepiento de mi participación en prácticas que puedan haber facilitado este mal propósito, como practicar el misticismo oriental, la meditación, la hipnoterapia, el trance, la canalización, o diversas formas de control de la mente; tomar drogas, o escuchar música demoníaca.
2. Les pido a los ángeles del Señor y el Espíritu Santo que capturen todas las piezas rotas de mi mente y las lleven de nuevo a mí en restauración y plenitud según el Salmo 23:3 (“Él restaura mi alma”).
3. Yo renuncio a todo intento de cualquier persona de controlar mi mente y mi vida y por lo tanto causar que mis emociones se fragmenten a través de su dominación. Esta renuncia incluye cualquier control mental involuntariamente permitido por mis antepasados, pasando a mí la tendencia a disociarme negativamente.
4. Les pido sanidad para cada parte psicológicamente disociada o emocionalmente desconectada de mi mente y emociones. Aunque reconozco que temporalmente esas condiciones puede facilitar la supervivencia después de un trauma, yo sé que es la voluntad de Dios para mí, no para ser de “doble mente”, sino estable en todos mis pensamientos y acciones (vea Santiago 1:2-7). Quiero que esta sanidad penetre todos los aspectos de mi alma, hasta las partes más profundas que están sujetas a amnesia, para que ninguna fuerza demoníaca pueda manipular mi estado consciente o inconscientemente.
Salmo 23:3 (RV60) – 3Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Santiago 1:2-7 (RV60) – La sabiduría que viene de Dios. 2Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. 5Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
Kit básico para cristianos con problemas: Índice de oraciones redactadas por Bob Larson para romper maldiciones.